A parte de las repercusiones que el excesivo estrés tiene para el rendimiento deportivo en entrenamientos y competiciones, no podemos perder de vista que esto es debido también a cómo esta variable afecta a nuestra salud física y mental. Vamos a conocer algo más sobre el concepto de ESTRÉS para poder identificarlo y combatirlo mejor.
El estrés es uno de los principales factores de riesgo relacionado con importantes alteraciones de la salud, como enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares y el cáncer. Además de su implicación directa en algunas de estas enfermedades, también influye indirectamente al favorecer otros factores de riesgo, como por ejemplo la obesidad, el consumo de tabaco, la hipertensión. En definitiva, el estrés hace a nuestro organismo mucho más vulnerable a desarrollar trastornos de la salud, que no sólo pueden costarnos la carrera deportiva, sino que nos pueden costar la vida.
Además, se relaciona con diversas enfermedades como las gastrointestinales, el dolor crónico, los problemas de sueño, aumentando el impacto de estas en nuestras vidas. El estrés puede deteriorar de forma importante nuestro funcionamiento cotidiano normal, afectando a nuestro bienestar y calidad de vida.
Cuando hablamos de estrés, estamos utilizando un término muy utilizado en el lenguaje cotidiano. Por lo tanto, la palabra estrés puede significar cosas diferentes para diferentes personas. Pero cuando nos referimos al estrés desde el ámbito de la salud mental, nos referimos al algo más concreto, a una forma de respuesta de nuestro organismo ante las demandas hechas sobre él. El estrés es un proceso en el que están implicadas variables fisiológicas que son desencadenadas ante una situación o estímulo, sin olvidar la percepción e interpretación cognitiva que media entre esta situación y nuestra respuesta.
Hace siglos, se usaba la palabra estrés para indicar la fuerza que podía soportar un cuerpo físico, como por ejemplo un puente, antes de ser deformado. Con este ejemplo podemos ver que en líneas generales, al hablar de estrés nos estamos refiriendo a una situación de sobreesfuerzo.
En la actualidad, al hablar de estrés, no se pone el foco solamente en el estímulo que nos lleva a este sobreesfuerzo, ni tampoco únicamente a la reacción de nuestro organismo. El concepto de estrés se entiende como un proceso en el que nuestros procesos cognitivos son mediadores entre la situación y nuestra respuesta a esa situación. Es lo que suele llamarse Teoría Interaccional del Estrés, cuyo máximo exponente es el psicólogo Richard S. Lázarus.
Uno de los mecanismos por los que el estrés puede ser tan nocivo para nosotros es porque provoca un sobrefuncionamiento de múltiples sistemas en nuestro organismo, debilitando a la larga funciones tan importantes como el sistema inmune. Algunas de las respuestas fisiológicas y cambios orgánicos asociados al estrés son el incremento de las tasa cardiaca y presión sanguínea, hiperventilación, catabolismo proteico, reducción de la competencia inmonologica… por citar sólo unos ejemplos.
Teniendo en cuenta los efectos tan perniciosos que tiene la respuesta de estrés sobre nosotros, es de vital importancia que cada uno desarrolle las estrategias más apropiadas para prevenir el estrés o minimizar al máximo sus consecuencias.
La psicología cuenta con una variedad de estrategias para poder hacer frente al estrés. Una de las más potentes son el entrenamiento en técnicas de relajación.
Aparte de las estrategias de relajación, es importante adquirir herramientas para afrontar las situaciones que nos causan estrés, como por ejemplo el entrenamiento en técnicas de solución de problemas, el entrenamiento en habilidades sociales… estrategias que nos ayudarán a enfrentarnos a las dificultades del día a día de manera menos amenazante para nosotros.
Una vez hemos hablado de cómo regular nuestro estado fisiológico mediante la relajación, y de aprender a afrontar diversas situaciones, es importante prestar atención a los pensamientos que nos surgen ante el estrés. Con respecto a nuestros procesos cognitivos, debemos aprender a vivir más centrados en el presente, en el aquí y ahora, sin anticipar situaciones futuras de manera catastrófica. En definitiva, aprender que las dificultades forman parte del día a día, sin verlas como algo amenazante, sino como oportunidades para poner en práctica nuestras habilidades de afrontamiento.
Por último, es importante prestar atención a nuestro entrono, ya sea deportivo, laboral, escolar o familiar, para conseguir eliminar o aliviar las situaciones potencialmente estresantes más habituales, siempre que dicho cambio esté en nuestras manos. El apoyo social es un arma esencial en nuestra lucha contra el estrés, ya que percibir apoyo de los nuestros es una de las mejores formas de amortiguar el efecto que dicho estrés tiene sobre nuestro organismo.
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