La autoestima en el deporte: así afecta al bienestar y rendimiento

La autoestima es definida como el sentimiento de valía personal, es decir, el grado en que una persona tiene actitudes favorables hacia sí misma. Es la expresión que un deportista realiza de su propia valía e importancia, mediante una evaluación hacia nosotros mismos.

Se puede resumir la autoestima como un sentimiento de agrado o desagrado del individuo consigo mismo. Este sentimiento, en el mundo del deporte, tiene mucho que ver con el grado en que el atleta ha conseguido unos valores o estándares que considera «ideales». Cuanto mayor sea la distancia entre lo que estamos haciendo y consiguiendo y la consecución de estos estándares, mas baja será la autoestima. Esto también funciona a la inversa, cuanto mas cerca estemos de estos resultados o conductas ideales, mas alta se situará nuestra autoestima.

El nivel de autoestima tiene mucho que ver con la parte evolutiva del ser humano y esto quiere decir que está muy influido por la edad y etapa de desarrollo de cada persona. Así durante la adolescencia temprana (10-13 años) suele producirse un descenso de la autoestima, mientras que en mas adelante, en la adolescencia media (14-17), se puede apreciar cierto incremento. Una vez alcanzada la madurez (18-20 años en adelante), habrá unos niveles mas estables que nos definan en cuanto a autoestima. En el ámbito de la actividad deportiva, estas etapas también suelen coincidir con importantes hitos a nivel deportivo, ya sea cambios de equipo, de categorías, paso a nivel profesional… El nivel de autoestima será una variable que pueda ayudar o dificultar alcanzar estos objetivos. La autoestima puede hacer que este trayecto sea algo mas llevadero, pero también puede hacer que nos planteemos abandonar el deporte  o seguir sólo como aficionados dejando la alta competición .

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Aunque es cierto que la influencia también se da a la inversa. Es decir, como se sucedan estas etapas de la carrera deportiva va a tener una influencia crucial en el nivel de autoestima, y esto puede dejar marcada a la persona incluso una vez retirado del deporte.

Seguro que a todos se nos ocurren ejemplos de deportistas de éxito, que una vez retirados hacen gala de una alta estima personal  (a veces excesiva). Pero también hay casos mas silenciosos en los que un deportista retirado, con una carrera deportiva en la que se habían puesto grandes expectativas que no llegan a cumplirse, tiene un sentimiento de baja valía personal durante muchos años, incluso para toda la vida.

Por supuesto que es preferible tener una alta autoestima, pero como siempre, los extremos no suelen ser los mejores aliados. Una baja autoestima te hace sufrir, te limita y te hace estar anclado a lo que puedo haber sido y no fue, haciéndote sentir incapaz no sólo en el deporte, sino en otros ámbitos valiosos de tu vida. Por el contrario, una excesiva alta autoestima, puede hacer que alguien se enfrente a retos sin la necesaria preparación y trabajo, creyendo en un ideal que seguramente se deje de cumplir tarde o temprano.

La autoestima se asocia positivamente al bienestar mental en los atletas y deportistas por su relación con características psicológicas positivas, como por ejemplo la resiliencia (la capacidad de los seres humanos para adaptarse a situaciones adversas y salir fortalecido) También parece fácil entender que la autoestima está relacionada con las emociones que sentimos (alegría, miedos, ansiedad, depresión, etc.)

Por último, algo determinante en el deporte de competición: la autoestima determina cómo valoramos las situaciones estresantes, como puede ser subir de categoría, competir en eliminatorias y finales, o simplemente competir en presencia de público. Diversos estudios han encontrado que las personas con niveles bajos en autoestima tienden a percibir la competición deportiva de una forma más amenazante, mientras que las personas con niveles altos en autoestima percibían la competición algo estimulante mejorando el rendimiento.

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foto: lavanguardia.com

Como podemos ver, la autoestima va de la mano del bienestar del deportista e influye en el éxito de forma importante. Es una variable que hay que cuidar y proteger de cara a sentirnos bien y disfrutar plenamente de nuestro día a día como deportistas. Igual que la musculatura, la autoestima se puede trabajar y fortalecer con las estrategias adecuadas y de la mano de psicólogos cualificados expertos en el tema. Aparte de los profesionales del bienestar mental, el entorno del deportista (entrenadores, compañeros, recuperadores…) son grandes mantenedor de la autoestima si saben cómo transmitir al atleta que le valoran y respetan, independientemente de los malos resultados.

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