Fernando Alonso es el piloto con el intervalo más largo entre su primer y último podio en la Fórmula 1. El primero fue en Malasia 2003, el último en Zandvoort 20 años, 5 meses y 4 días después. Mantener la motivación para entrenar y rendir al máximo a los 42 años y seguir puliendo records no es nada facil teniendo el cuenta la exigencia y la dedicación extrema que requiere el deporte de élite. Vamos a intentar señar las claves de esta frotaleza psicologica de Fernando para que nos sirva como ejemplo:
Si hay algo que siempre me ha llamado la atención de Fernando Alonso en sus ruedas de prensa y declaraciones es lo preciso que es en el analisis de su rendimiento y en lo realisa que es al predecir su resultado en carrera.
Una de las claves para mantener la motivación es tener objetivos ambiciosos, que supongan un reto. Fernando ha sabido hacer esto no solo en la F1, sino también buscando nuevos desafíos como el Dakar, la Indy o Le Mans. Los nuevos retos son una gran gasolina para mantener viva la motivación.
Además de tener retos ambiciosos es importante mantener un punto de realismo, es decir, no engañarte a ti mismo sobre tus posibilidades. Esto es fundamental en el motorsport sobre todo cuando no tienes una máquina ganadora en el box. Muchos pilotos salen a pista diciendo que su único objetivo es «ganar» cuando a ojos de cualquier aficionado es evidente que su coche no está para tales hazañas. Esto puede llevar como resultado la frustración continua, quemarse y poco a poco perder esa motivación ya que lo que ambicionas domingo tras domingo queda muy lejos.
Sin embargo ponerte unos retos ambiciosos pero a la medida de tus circunstancias puede mantener la motivación alta
Fermando siempre ha hecho gala de este tipo de motivación, con una ambición alta pero realista, siempre buscando sacar el máximo rendimiento al coche indepedientemente del resultado final, intentando ser el mejor del garaje, y sobre todo, intentando evolucionar carrera a carrera trabajando con el equipo.
Esto también lo hemos visto cuando ha competido, por ejemplo, en el Dakar. Muy consciente de que el objetivo de ganar recaía sobre otros ilustres dakarianos, se marcaba metas ambiciosas que hacían que llegara con una sonrisa al final de la etapa al superarlas.
Vivimos con la idea romántica de que siempre ha y que salir a ganar. Y esto es cierto siempre que todas las variables acompañen. Pero el ingenuo ejercicio de salir a ganar cuando no tienes las herramientas para ello, trae frustración tras frustración, bajando cada vez mas los niveles de motivación.
En el caso de Fernando la vetenaría y experiencia le dan esa serenidad de centrarse en sí mismo, de no tener la ansiedad de tener que demostrar nada a nadie. Solo así se puede entender su buen humor, sus bromas y vaciles con «El Plan» y «la 33» que no solo hacen disfrutar del día a día sino que mantienen viva la llama de la motivación.
En definitiva, objetivos bien definidos, retos nuevos, ambiciosos y realistas y disfrutar del propio placer de entrenar y competir son ingredientes para una alta motivación.
